Pero también definir la tierra por su color, por las plantas que la habitan y la habitaron en nuestros primeros años, por su olor, por el olor al que únicamente estando en ella volvemos. Por el viento en la cara que sigue siendo el aire y los gestos que no tuvimos que traducir porque fueron nuestros primeros gestos; y nuestras primeras palabras. Por una pisada. Sin naciones (sólo para organizarse, si se quiere), sólo tierra.
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