jueves, 28 de abril de 2016

Reconciliándose con Sylvia Plath para empezar




Hay una edad en la vida en la que te planteas qué harás con ella, de qué vivirás, hasta dónde querrás llegar y con quien podrás compartirla, quien será él. Tú no quieres renunciar a nada entonces, estás en esa edad y todo es posible, ¿por qué no? Confías tanto en ti...

Sería más o menos por aquella edad cuando leí a Sylvia Plath. Había que leerla porque entonces también descubrimos que íbamos a ser feministas y que escribiríamos. No exactamente que seríamos escritoras, no, eso no, pero escribiríamos. Y entonces llegó Sylvia Plath y su lucidez y su maravilloso marido y como ella... ¿qué coño había pasado en el relato? La olvidé; no la olvidé exactamente, pero la dejé ahí, casi borrada, casi olvidada, casi despreciada. Después llegarían también Janes Bowles y Camille Claudel y Virginia Woolf y tantas otras... ¿o eran todas? No es fácil. He olvidado decir que quizás la primera mujer "modelo" a la que me agarré en mi sueños fue Simone de Beauvoir, y no tenía rival, no lo ha tenido porque sus libros han ido apareciendo a lo largo de mi vida, de mis muchas vidas, siempre que me he perdido.

Pero a lo que íbamos. La conferencia de Laura Freixas sobre ¿Genia solitaria? ¿Genia y genio? ¿Genia y muso? Sylvia Plath y Ted Hughes me reconcilio por fin con Sylvia Plath y todas aquellas creadoras suicidas, locas, enamoradas. Porque el tiempo todo lo desgasta y llega una edad en la que ya no quieres ser nada, ya no tienes fuerzas y te das cuenta de que te has convertido en la mierda que por nada del mundo querías llegar a ser. Y por supuesto que no eres escritora ni creadora, te has conformado con ganarte de una forma más o menos aceptable la vida, pero también en ella se ha colado la imposibilidad de una forma que entonces no te hubieras perdonado. Casi te has borrado, casi te has olvidado, casi te desprecias. Puedes hacer una comparación casi exacta y paralela entre tu vida y la suya. Salvando la evolución social, los tiempos, las profesiones. Los problemas no aparecen en la juventud sino más tarde (Laura Freixas llegó a decirlo casi de corrido, como en voz baja), cuando aparecen los hijos, y la falta de tiempo y ya no tienes ni la energía ni la belleza de la juventud. A lo que estamos.

Laura Freixas habló del papel de la madre, o con eso quise quedarme especialmente yo porque la frase en voz baja todavía... De como cada vez que nos comportamos como madres abnegadas y dedicadas a nuestros hijos, quizás estemos beneficiando a nuestros hijos varones, pero estamos jodiendo a nuestras hijas. Seguramente también a nuestros hijos varones, pienso yo, pero estábamos hablando de Sylvia Plath.

Esta conferencia me va a dar a mi para muchos días de esta nueva vida que comienza a colarse, cuando ya no quiero ser nada, pero quiero ser y, como siempre, quiero entender el mundo y entender mi vida.

Muchas gracias, Laura!!!

PD: al día siguiente yo iba con mi amiga y vimos a Ted Huges. Casi nos morimos de risa.