miércoles, 30 de diciembre de 2009
Patti
Aquí sí que no hemos podido resistirnos (nos la recuerda el Sr. Sonfór en su cabecera)
Actualización: que bien pensado, Adolfa, este video es para tí, por esta entrada. Y que la Lola nos perdone.
lunes, 28 de diciembre de 2009
La otra receta de Harry
(casi ecológica)
Corte una cebolla grande de guisar, una zanahoria grande, hermosa, y un manojo de espárragos trigueros (reserve las puntas), todo en grande, a lo bruto, y sofríalo en un puchero. Eche sal y un poco de tomillo y pimienta negra molida. Cuando lo vea todo ya apochado, eche agua (calcule a ojo) y si quiere, échele una pastilla de caldo de verduras Santiveri (es el mejor, sin duda, viva el glutamato). Téngalo ahí cociendo un rato mientras mira su correo o ve la tele. Luego sáquelo del fuego y métale la batidora con alegría. Pase el contenido por un chino para eliminar restos de fibra molesta (meta la batidora en el chino y verá qué rapido lo cuela). Reserve. Fría unos ajos laminados y cuando estén dorados eche las puntas de espárragos (y si le gustan las gambas, pues unas pocas gambas peladas, al final). Deje los espárragos al dente, quítele los ajos, que ya no tienen nada que hacer. Pruebe la crema y diga «pero qué buena está, si parece que lleva más ingredientes». Rectifique, si es necesario, la sal y la pimienta. Sirva la crema en cuencos y ponga sobre ella unas pocas puntas de espárrago, una gamba o dos y, si tiene a mano, un poco de cebollino picado para hacer bonito. Ya está. Le pedirán la receta. No la diga.
Cebollino picado... Harry, ¿y usted cree que yo puedo encontrar eso? Pues sin cebollino. Con un poco de perejil a lo mejor es lo mismo.
La receta de Harry
No sé yo dar recetas de esas con cantidades, pero le digo trucos. Para la crema de mariscos, use carabineros. Esos gambones que se ponen tan rojos cuando se cocinan son de las cosas más sabrosas que hay en el mundo del marisco. Pélelos y meta las cáscaras y las cabezas en el horno a tostar. Ponga también alguna cebollita francesa en el horno y un par de ajos tiernos, todo ello, con sal, un chorrito de aceite y un chorrito de coñac. Mientras, haga un fondo de pescado (un fumet o caldo blanco) con los gambones pelados, un rape, gambas, y todo eso que se le antoje (si en lugar de agua es un caldo de verduras neutro, mejor). Añada al puchero lo que metió en el horno cuando esté tostado y churruscante. Reduzca y reduzca (pero es una reducción corta, no necesita mucho tiempo como en el caso de las reducciones de carnes). Saque del fuego, retire las cabezas y las peladuras de los mariscos (pues no se pueden digerir y no aportan ya nada al plato, el sabor ya está en el caldo. Si tritura las cáscaras es posible que la sensación en la boca le recuerde a la textura de una pared). Reserve las demás carnes (la carne de las gambas, de los carabineros, del rape, etc.) y cuando tenga todo limpio vuélvalo a echar al puchero del fumet y tritúrelo con la batidora. Añadale unas cucharadas de tomate frito, remueva, y si quiere que le quede más fino, páselo por un chino de esos que dejan salir el líquido pero no la fibra. Sofría unas gambas peladas con un ajo tierno, por ejemplo. Corrija la sal y si quiere añádale un poco de pimienta blanca. Sirva la sopa en cuencos (por ejemplo), decore con un par de gambas y, si lo desea, con unos trozos pequeños de pan frito o con cubitos del rape que previamente habrá reservado. Decora si quiere con perejil o cebollino. Si lo hace bien y con tino, me huelo que no fallará y que incluso se parecerá al plato de su hermana.
Y sigue.
domingo, 27 de diciembre de 2009
La Felicitación del Año I
(inspirada en una felicitación que hemos recibido y que nos ha encantado: emoción y cerebro)
domingo, 20 de diciembre de 2009
Fragmentos de El mundo, del Millás
El amor
Entonces comprendí de súbito que uno se enamora del habitante secreto de la persona amada, que la persona amada es el vehículo de otras presencias de las que ella ni siquiera es consciente.
La lectura
Y la lectura se convirtió en una grieta por la que podía escapar de aquella familia, de aquella calle, de aquel barrio, de aquella opacidad.
Ingenuidad, todavía
Quizá les diera pena. Pero la pena, ya lo había comprobado, excitaba más a nuestros torturadores.
Libros de otra pasta
Mientras el ordenador se pone en marcha, observo con pánico los libros. Algunos, sobre todo los de poesía, llevan conmigo desde la adolescencia. Me han acompañado de una casa a otra, hemos crecido juntos. Sus páginas dejan un tacto raro en la llama de los dedos porque están hechas de una pasta química que envejece mal.
(por lo demás, la fotografía de la portada nos encanta)
Entonces comprendí de súbito que uno se enamora del habitante secreto de la persona amada, que la persona amada es el vehículo de otras presencias de las que ella ni siquiera es consciente.
La lectura
Y la lectura se convirtió en una grieta por la que podía escapar de aquella familia, de aquella calle, de aquel barrio, de aquella opacidad.
Ingenuidad, todavía
Quizá les diera pena. Pero la pena, ya lo había comprobado, excitaba más a nuestros torturadores.
Libros de otra pasta
Mientras el ordenador se pone en marcha, observo con pánico los libros. Algunos, sobre todo los de poesía, llevan conmigo desde la adolescencia. Me han acompañado de una casa a otra, hemos crecido juntos. Sus páginas dejan un tacto raro en la llama de los dedos porque están hechas de una pasta química que envejece mal.
(por lo demás, la fotografía de la portada nos encanta)
domingo, 13 de diciembre de 2009
Cuando lo cotidiano nos vence
Una vez estábamos el Capitán y yo en Pamplona. Y trabajábamos mucho, constantemente. Cuando llegábamos a casa estábamos tan cansados que acabamos sucumbiendo al horror cómodo de la televisión. No veíamos la televisión, aclaro, simplemente es que nos tumbábamos en el sofá a mirarla, sin poder hacer otras cosas. Pero entonces debíamos ser jóvenes y algo de lucidez nos debía de quedar, quizá no estábamos tan tan cansados. Total que decidimos subir la televisión al trastero a ver que pasaba. Y pasó que pasamos 2 ó 3 días allí sentados, mirando, medio raros. Hasta que empezamos a pensar de nuevo al llegar a casa y a hacer otras cosas.
Ultimamente al Capitán y a mi nos está pasando lo mismo, pero esta vez con nuestros respectivos portátiles. La televisión tenía muy mala prensa en nuestras vidas y quizá por eso pudimos salir de aquel bache. No pasa lo mismo con el ordenador y ahora tenemos un hijo que tampoco es que ayude demasiado al descanso espiritual y mental. No sé como lo vamos a hacer esta vez porque, además, tampoco es que tengamos ya trastero ¿Qué nos lleva a dejarnos vencer?
Ultimamente al Capitán y a mi nos está pasando lo mismo, pero esta vez con nuestros respectivos portátiles. La televisión tenía muy mala prensa en nuestras vidas y quizá por eso pudimos salir de aquel bache. No pasa lo mismo con el ordenador y ahora tenemos un hijo que tampoco es que ayude demasiado al descanso espiritual y mental. No sé como lo vamos a hacer esta vez porque, además, tampoco es que tengamos ya trastero ¿Qué nos lleva a dejarnos vencer?
Mucho twitter
Sobre promesas electorales, software y política educativa de Jordi Adell, al que seguimos en twitter.
sábado, 12 de diciembre de 2009
Nos mezclamos
Carta abierta de la federación de empresas de software libre al Ministro de Educación
Y el ya sé que queda feo decir te lo dije de David de Ugarte
viernes, 11 de diciembre de 2009
sábado, 5 de diciembre de 2009
Ahora Gnoss
Pienso en mi jubilación, o en mi vejez, y en si seguirán interesándome tanto estas cosas (todavía seguimos sin asimilar que llegaremos). Pertenezco a una cultura de identidad única. Jalonada, si acaso, con ciertos toques de gamberrismo inocente. Y pienso en un futuro dónde tú ya no estarás; dónde tantos perfiles, y tantas cosas, se perdieron.
miércoles, 2 de diciembre de 2009
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