Le digo al Capitán que no volveré más a Londres, que no puedo seguirlo en sus viajes, que se busque a otro. Le digo que ya me bajé una vez de su moto para no volver a subirme nunca más en ella. Se lo digo porque él sabe que aquello fue cierto y lo de Londres quién sabe. Le digo que los chiquillos ya son mayores y que a partir de ahora deberían empezar a viajar solos. Pero el Capitán, ¿qué nuevas excusas encontrará ahora? ¿qué motores? ¿Y yo? ¿contra qué tendré que volver a definirme?
Por cierto. Nos encantó.