Llevábamos unos cuantos días sin recreo. Cortamos y nos reprometimos lo de siempre: que pondríamos límites, que no nos preocuparíamos, que descansaríamos, que soñaríamos y que sólo los pasos en corto una vez más. Sabíamos que detrás de la felicidad anidaban la soledad y el método a partes iguales. A lo mejor también anidaban otras cosas, pero estas últimas nos llegaban sin clasificar.
(a PS, pidiéndole que, si puede, escriba. Probablemente )
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