Es cierto que mi cabeza ha cambiado en esta semana más de lo que lo había hecho en, pongamos, 5 años. Son los acontecimientos externos los que nos cambian. Son los otros y su tira y afloja de afectos. También nosotros hemos estado pensando en cerrar el blog. Para los amigos, a los que casi nunca vemos, está el correo. Es más duro porque no basta con lanzar una botella al mar y que ellos la recojan: hay que elegir al menos un destinatario. Y esto, al menos para mi, supone un esfuerzo tremendo. Tratándose de afectos, claro. No digamos ya nada si encima tiene que ser por teléfono.
9 comentarios:
Oiga, Marideliwes ¿Y si cierra el blog cómo vamos a leer sus cosas?
Siempre nos queda la telepatía... Creo que no! no podríamos tener acceso. Mejor es la letra, la palabra escrita :)
Menudo par de cotillas estais hechos :-)
Pues pregúntenles a sus señoras, oigan.
Pues yo pienso que el problema no es cómo os vais a leerla vosotros, sino cómo se va a enterar ella!
No puesdes dejarlo ahora, voy a pensar que soy gafe. Tómate un descanso y vuelve, es lo más que puedo soportar.
:-)
No soy quién para recomendar nada... pero no cierres.
No nos, dejes por favor. Besos
Una madre desesperada.
Pero... ¿tú has hecho lo que te dije del cuarto de hora?
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