Sólo nos queda lanzarnos al suelo sin medir distancias ni gramos. O tumbarnos (que también podría ser) y dejar que la vida pase: que un día nos lleguen noticias de que, al fin, tuviste un mal año. Creo que mejor nos lanzamos al suelo y a ti, a poder ser, que te parta un rayo.
Nota: A ver, estamos despidiendonos todavía del año pasado. A nuestras maneras :-)
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