(casi ecológica)
Corte una cebolla grande de guisar, una zanahoria grande, hermosa, y un manojo de espárragos trigueros (reserve las puntas), todo en grande, a lo bruto, y sofríalo en un puchero. Eche sal y un poco de tomillo y pimienta negra molida. Cuando lo vea todo ya apochado, eche agua (calcule a ojo) y si quiere, échele una pastilla de caldo de verduras Santiveri (es el mejor, sin duda, viva el glutamato). Téngalo ahí cociendo un rato mientras mira su correo o ve la tele. Luego sáquelo del fuego y métale la batidora con alegría. Pase el contenido por un chino para eliminar restos de fibra molesta (meta la batidora en el chino y verá qué rapido lo cuela). Reserve. Fría unos ajos laminados y cuando estén dorados eche las puntas de espárragos (y si le gustan las gambas, pues unas pocas gambas peladas, al final). Deje los espárragos al dente, quítele los ajos, que ya no tienen nada que hacer. Pruebe la crema y diga «pero qué buena está, si parece que lleva más ingredientes». Rectifique, si es necesario, la sal y la pimienta. Sirva la crema en cuencos y ponga sobre ella unas pocas puntas de espárrago, una gamba o dos y, si tiene a mano, un poco de cebollino picado para hacer bonito. Ya está. Le pedirán la receta. No la diga.
Cebollino picado... Harry, ¿y usted cree que yo puedo encontrar eso? Pues sin cebollino. Con un poco de perejil a lo mejor es lo mismo.
7 comentarios:
Cebollino que usted compra entero, fresco, y luego lo pica. Es como si fuera una especie de césped pero con forma de tubito. ¿Que no me conoce el cebollino? Lo encuentra sin problema en la sección de hierbas frescas enbolsadas de grandes superficies, como por ejemplo en esa gran superficie que empieza por Al y acaba en campo. Donde vea perejil, tomillo, hierbabuena, todo eso, a su lado está el cebollino, ahí, mirando desafiante, sabiéndose una hierba superior. La suerte del cebollino es que tiene un sabor a cebolla fina y a hierba a la vez, que le va muy bien a esa sopa. Si me le echa perejil no resultará igual, mejor no ponerle nada que ponerle perejil, que el perejil fresco mojao... no es lo que mejor vaya para todo, no. El cebollino también lo puede comprar en semillas y plantarlo. Sale con facilidad, es bonito de ver y muy cómodo para la cocina (se usa fresco, para acabar platos). Que ya le digo que si lo planta mañana, para nochevieja no le saldrá, que mejor comprarlo ya crecido, pero que en primavera conviene reservar un espacio para el cebollino, que es muy agradecido.
Me permito copiarla y si no, haberla mandado en privado, anda.
Seguro que es exquisita.
Besos.
Ya, el cebollino de toda la vida, Harry :-)
Añil, mira que he pensado en ti cuando he vuelto a leer la receta. He pensado: ésta a añil seguro que le gusta más, a ver si la lee y nos perdona lo del marisco. Besos a los dos, guapismos.
Pues claro que puede copiarla, añil. No solo copiar la receta, sino que está obligada a prepararla para contar luego aquí qué tal le ha quedado. Se hace en un ná. No tiene misterio. Queda resultona.
Ayer hicimos su receta de espárragos trigeros. Un éxito, Sr. Harry, no sabe usted... bueno, como que hoy había en la nevera otros dos manojos de espárragos trigueros más. El día que la hagamos con cebollino y todo no sé lo que va a pasar. Yo no sé como hemos podido vivir toda la vida sin conocerla. Como puede seguir viviendo el resto del mundo, el pobre mundo, el ignorante mundo... Póngala en su blog, Sr. Sonfór, que sabe buenísima y se hace en un na.
¿Ve como sí que sí?
¡Ole ole!
Hale que estoy rumboso y le expongo una nueva presentación para la sopa de espárragos, marideliwes: ponga la sopa en cuencos individuales resistentes al horno, con sus puntas de espárragos, con su todo. Con uno de los cuencos que haya reservado corte círculos de masa de hojaldre congelada que previamente habrá descongelado. Extiéndala con un rodillo hasta que quede fina pero fina. cubra los cuencos con la capa de hojaldre, como si fueran tambores. Pinte el hojaldre con clara de huevo batida y añádale una pizca de sal maldon. Meta en el horno hasta que se dore. Sáquela a la mesa diciéndo que es lo más de la cocina castellana invitando a los comensales a que rompan la tapa para que accedan al contenido del cuenco, esto es, la sopa (si nos ponemos gastronómicamente puntillosos, las «sopas» serán los trozos que caerán en el interior del cuenco, que se mezclarán con el líquido y que le darán un punto casero muy gustoso). Que suben las calorías respecto a la receta anterior, sí, suben. Que para cuatro días que vivimos pues que no nos vamos a permitir un capricho, pues también. Que la receta queda vistosa a la par que tradicional, que la ve Eugenio Monesma y le dedica un programa entero, pues también.
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