La Trilogía de Nueva York Tombuctú Brooklyn Follies
A partir de ahora: de momento, Leviatán.
5 comentarios:
Anónimo
dijo...
Aunque en general necesito que los libros me apasionen para seguir leyéndolos (a la mínima los abandono), con Auster me pasa algo extraño. Es uno de mis favoritos y no me apasiona. Es una lectura tranquila, que vas disfrutando lentamente mientras lees.
Sí que era yo. Te cuento más, siempre están presentes los mismos elementos. La familia, la enfermedad, el vértigo que da la muerte, los cuadernos, el amor. Ya sabes que yo vuelo, pues creo que me enganchó cuando leí en uno de sus libros que se podía aprender a elevarse del suelo, que es casi como volar.
Mr. Vértigo, que no me dejó dejar hasta que lo terminé. Lo malo de aprender a volar -según el método que se usa en el libro, bastante lógico, el método, no el libro- es el proceso. No lo cuento que luego no es lo mismo. Pero sí tengo algo en lo que he reparado leyendo al autor: uno de los rasgos que caracterizan a sus novelas, las que conozco, es la aparición salvadora de un montón de dinero. Otro son los párrafos refulgentes como piedras preciosas merecedores en sí de la lectura del resto. No se me ocurre nada más. Hubo una época en que leí todo lo suyo que cayó en mis manos.
5 comentarios:
Aunque en general necesito que los libros me apasionen para seguir leyéndolos (a la mínima los abandono), con Auster me pasa algo extraño. Es uno de mis favoritos y no me apasiona. Es una lectura tranquila, que vas disfrutando lentamente mientras lees.
¿Has probado con Tombuctú? Creo que te apasionaría :)
Sí que era yo. Te cuento más, siempre están presentes los mismos elementos. La familia, la enfermedad, el vértigo que da la muerte, los cuadernos, el amor. Ya sabes que yo vuelo, pues creo que me enganchó cuando leí en uno de sus libros que se podía aprender a elevarse del suelo, que es casi como volar.
Y el que no vuele que se joda. Un día de estos te voy a hacer un post que te vas a cagar :-)
Mr. Vértigo, que no me dejó dejar hasta que lo terminé. Lo malo de aprender a volar -según el método que se usa en el libro, bastante lógico, el método, no el libro- es el proceso. No lo cuento que luego no es lo mismo. Pero sí tengo algo en lo que he reparado leyendo al autor: uno de los rasgos que caracterizan a sus novelas, las que conozco, es la aparición salvadora de un montón de dinero. Otro son los párrafos refulgentes como piedras preciosas merecedores en sí de la lectura del resto.
No se me ocurre nada más. Hubo una época en que leí todo lo suyo que cayó en mis manos.
Me ha pasado con tantos...
A ver ese post.
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