Me pediste una vez que te hablara de los hombres que no me habían amado. Aparte de que la pregunta era rara, lo que me sorprendió es que así, de repente, no me venía a la memoria ninguno (¡lo que tiene una que oir!) Hoy te puedo contar más cosas: sólo recordamos al último hombre que no nos amó. A los que nos amaron, los recordamos a todos. Y en lo que a mi respecta, con las mujeres, lo mismo. Aunque ésto último más bien lo digo a bolillo.
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