Yo creo que si, sinceramente. Lo que ya no tengo tan claro es si es por naturaleza o es por un fallo de diseño. ¿Y la naturaleza? ¿Una naturaleza que es sabia, pero que, en cuanto te descuidas, ya no lo es tanto? ¿Con cuál de ellas nos quedamos? Aquí estamos las que somos siempre infieles aunque poco, infielecillas, de una forma comedida, como si fuera solo a ratos (para cuando nos deprimimos, vamos). Y luego están los otros. A estos últimos quizá podamos subclasificarlos en otros dos grupos: los que te serán infieles y los que te han amado como podrían haber amado un tiesto. U otra cosa.
No deberíamos ponernos tan tajantas, pero es que no lo vemos.
2 comentarios:
Los del tiesto son los peores, creo. Te hacen sentir como si no existieses.Es mejor la traición, al menos entonces hacen esfuerzos para que no te enteres.
Seamos objetivas: habrá casos para todo :-) pero a mi este rollo de la fidelidad, como concepto :-), me parece que estropea más cosas de las que arregla.
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