lunes, 9 de abril de 2007

Los afectos también tropezando

Superamos el primer día con una determinación de elefante, si es que los elefantes tuvieran alguna determinación, que tampoco lo sabemos. Sería en la pisada, quizá. Tendremos que buscarnos otro animal todavía más determinante para los próximos. Y madrugar mucho, como si nos fuera la vida en cada despertar, en cada paso, en cada nada que no nos deje ver que avanzamos. A tropezones, claro, no nos iba a salir todo rodado. De momento, llamar a mi madre y escucharla. Quizá sea solo eso. Podríamos probar a escuchar con paso firme, pero con algo menos de determinación en los oídos.

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