Yo sé que en los sueños apareces. No siempre, y no desde el primer momento. Todo pasa antes por un estado de desesperación largo, casi insoportable, seguido de una tristeza que es como el pozo más profundo que seas capaz de imaginar. La profundidad y su imposibilidad de retorno. Yo sé que vuelves, después de todo esto y de lo que me dejo. Anoche estuviste. Lo sé porque todavía recuerdo cierta felicidad, el recuerdo de cierta sensación de futuro. Como entonces. Y puedo llorar.
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