Comenzamos el viaje con retraso; y con una decisión que tomar. No habíamos venido a África a tomar decisiones, precisamente. No habíamos venido a nada, más bien. A nada. Sólo queríamos dormir y volar. Y que algún león nos sorprendiera, quizá. Y que nos permitiera dormir más tarde como duermen los aventureros salvajes entre tules y leones que merodean y que deciden finalmente alejarse. Hasta el día siguiente en África.
2 comentarios:
Escribe que da gusto, Marideliwes. Ya se lo habrán dicho más de una vez, pero las cosas son como son, escribe usted rebonito.
Le sonrío, Sr. Sonfór. Con todas las letras.
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