sábado, 28 de marzo de 2009

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Aunque quisiera, yo no podría localizar
a cierta gente ahora, no por la diferencia
de clase o de huso horario, ni porque surjan fallos
en los sistemas de comunicación, sino por todo aquello
que apenas alcanzamos a ver: los gaseoductos,
el sistema linfático, las monjas
de clausura.
...

Así empieza el poema VARA DE ZAHORÍ, del libro Sala de máquinas de Mercedes Cebrián.

Os lo compráis. Ediciones de la Librería Cálamo. O me lo pedís. O.

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