Ya te conté que mi glicinia florecía únicamente unos días el año y que, a pesar de ser su floración tan fugaz, merecía la pena porque durante esos días todo lo cubría y las transformaciones que venían luego eran su nostalgia y la espera confiada en volverla a ver de aquella manera. Junto al desierto.
6 comentarios:
Todos los desiertos encierran su oasis. Tienes suerte de poseer uno.
Junto al desierto, no: estoy seguro.
Añil, dice Bolaño en El gaucho insufrible que todo es un desierto dónde la únicas salidas que existen son oasis... pero oasis de horror. Lo dirá de otra manera, claro, y a lo mejor ni siquiera lo dice él sino uno de sus personajes... Hay días que sí, que yo al menos firmaría esas palabras, pero hay otros en los que nada, que estamos felices. Esos son los imprescindibles :-)
Fpc, ya te pondré alguna foto... del desierto, claro, que eres un descreído.
No podrás: sé que no hay desierto cerca de esa glicinia. Ni de ti.
Joé :-)
Seguro que Bolaño tuvo un mal dia cuando escribió eso.
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