jueves, 23 de agosto de 2007

La oración de Magdalena

Cuando te veo atado, clavado, exigido y en ti perdido, me apiado de ti y quisiera poco a poco deshacer tus nudos. Como yo sé, como fui rompiendo a base de tiempo mis cadenas. Pero entonces vas tú y atas todavía más fuerte tus nudos. No quisiera verte ahogado, mi amor, ni muerto. Nunca. Y llamaré al Cielo por ti llegado el caso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡qué bonito!