jueves, 22 de noviembre de 2007

Por una leve mirada

Ahora podemos entender a aquella profesora de música de la que se decía que era tan presumida que no se ponía las gafas porque la afeaban, pero que ver, lo que se dice ver, no veía un pijo. Tan poco veía la muy coquetona que era costumbre, y hasta de idiotas si no lo hacías, copiar en sus exámenes. Acabábamos de dejar la flauta para descubrir (fuera de la clase de aquella profesora de leve mirada, por supuesto) a Janis Joplin, así que lo que pudiera componer (o no) Beethoven y lo que hubiera tenido a bien hacer con su vida nos la traía al pairo. Total, que estaba estipulado y hasta era de buena conducta acudir a los exámenes de música con un montón de chuletas. Seguramente yo no me querría quedar atrás, así que me preparé mi chuleta, pronta y bien mandada, para la próxima cita. Pero llegó la hora del examen y yo no podía más de los nervios. Y en aquella complicidad que se establecía (quizás todavía se siga haciendo) en los momentos previos a un examen, alguien contó que una vez se había escondido una chuleta en la boca cuando un profesor a punto estuvo de pillarle copiando; y que así se había salvado. Bien. Entró la profesora cegata, puso sus gafas sobre la mesa y antes de que pudiera articular palabra alguna, yo cogí mi chuleta y me la comí; tragándomela. Se acabó la rabia. De... Muerto el perro se acabó la rabia.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Pero nuestro cuerpo

No quiere ser algo que sólo está en lo que estamos. Por eso no se define como podría definirlo un nombre y lo que caería sobre él (en estos tiempos) Un cuerpo es poco para aguantarlo, si bien estoy con usted en que sólo tenemos uno y estamos dónde estamos.

Yo me pido el del chatarrero. Y sin pedírmelo. Claro que si pudiera ser el de Cristina...

Cualquier día flotamos

Y seremos unos ortogonales muy, pero que muy, locos. Y qué nos echen un galgo.

Delia Requetimútiz, de su diario Será por tiempo. A boli.

martes, 20 de noviembre de 2007

Pasan cosas

Oviedo; Dickens; envejecemos; los chiquillos van bien, Capitán, pero la vida hasta la sepultura

Pruébate

sábado, 10 de noviembre de 2007

Hoy no podríamos elegir...

... entre este poema:

AMOR

Hay palabras sensuales
como la carne
en su humedad,
su calidez.

Tangibles, dicen
confirmación,
consuelo
de ser humanos.

No pronunciarlas
abstrae
el deseo
y al final es su muerte.

que encontramos en Añalejo de indolencias de Javier de la Iglesia

o éste:

La dulce boca

Al mismo tiempo que el aire no llega,
La luz no alcanza o llega el aviso,
Nos parece que antes que todo algo ha construido la historia
Que nos referimos sin pausa
Para ese ruido es chispa o ese aire o lo que sea que
A veces es rayo, alarma o viento.

Me pregunto quién cuenta la historia si a su lado
Algo no funciona.
Me pregunto si esa máquina es la misma que cuenta las historias del largo plazo
(así algún poeta, el lector lo sabe)
La gran excusa digamos de toda nuestra biografía
Para negar la realidad o tal vez no
La que con otro sentido de “dulce” y de “boca”
Es también la dulce boca.

que, no es que encontremos, en Seguro Azar de Pedro Santana

o... alguno de los que estamos leyendo de Felix de Azúa.

¿Y por qué habríamos de elegir? No elegimos; estamos extensionales.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Sensibilidades

Siempre quisimos saber cosas de él. Como no hay forma de enlazarlo con un "click", ahí va el texto, del DICCIONARIO PANHISPÁNICO DE DUDAS.

punto y coma. 1. Signo de puntuación (;) que indica una pausa mayor que la marcada por la coma y menor que la señalada por el punto. Se escribe pegado a la palabra o el signo que lo precede, y separado por un espacio de la palabra o el signo que lo sigue. La primera palabra que sigue al punto y coma debe escribirse siempre con minúscula (la única excepción se da en obras de contenido lingüístico, en las que es práctica común separar con este signo de puntuación los diferentes ejemplos que se ofrecen, cada uno de los cuales, cuando se trata de enunciados independientes, comienza, como es natural, con mayúscula; de este uso excepcional y contrario a la norma que rige en la lengua general hay abundantes ejemplos en esta misma obra).

2. El punto y coma es, de todos los signos de puntuación, el que presenta un mayor grado de subjetividad en su empleo, pues, en muchos casos, es posible optar, en su lugar, por otro signo de puntuación, como el punto y seguido, los dos puntos o la coma; pero esto no significa que el punto y coma sea un signo prescindible.

3. Usos

a) Para separar los elementos de una enumeración cuando se trata de expresiones complejas que incluyen comas:

Cada grupo irá por un lado diferente: el primero, por la izquierda; el segundo, por la derecha; el tercero, de frente.

Se dieron cita el presidente ejecutivo, Francisco Ruiz; el consejero delegado, Pedro García; el vocal, Antonio Sánchez; y el secretario general, Juan González.

Cuando el último elemento de la relación va precedido por una conjunción, delante de esta puede usarse también la coma ( coma2, 2.1).

b) Para separar oraciones sintácticamente independientes entre las que existe una estrecha relación semántica:

Era necesario que el hospital permaneciese abierto toda la noche; hubo que establecer turnos.

Todo el mundo a casa; ya no hay nada más que hacer.

En la mayor parte de estos casos, se podría utilizar el punto y seguido. La elección de uno u otro signo depende de la vinculación semántica que quien escribe considera que existe entre los enunciados. Si el vínculo se estima débil, se prefiere usar el punto y seguido; si se juzga más sólido, es conveniente optar por el punto y coma. También se podrían usar los dos puntos, puesto que casi siempre subyacen las mismas relaciones que expresan estos cuando conectan oraciones ( dos puntos, 1.8).

c) Se escribe punto y coma delante de conectores de sentido adversativo, concesivo o consecutivo, como pero, mas, aunque, sin embargo, por tanto, por consiguiente, etc., cuando las oraciones que encabezan tienen cierta longitud: Los jugadores se entrenaron intensamente durante todo el mes; sin embargo, los resultados no fueron los que el entrenador esperaba.

Si el período encabezado por la conjunción es corto, se usa la coma; y si tiene una extensión considerable, es mejor utilizar el punto y seguido:

Vendrá, pero tarde.

Este año han sido muy escasos los días en que ha llovido desde que se sembraron los campos. Por consiguiente, lo esperable es que haya malas cosechas y que los agricultores se vean obligados a solicitar ayudas gubernamentales.

d) Se pone punto y coma detrás de cada uno de los elementos de una lista o relación cuando se escriben en líneas independientes y se inician con minúscula, salvo detrás del último, que se cierra con punto:

Conjugaciones en español:

verbos terminados en -ar (primera conjugación);

verbos terminados en -er (segunda conjugación);

verbos terminados en -ir (tercera conjugación).

4. El plural del nombre punto y coma es invariable: Coloque las comas y los punto y coma que considere necesarios en los siguientes enunciados. No obstante, siempre puede recurrirse, para un plural inequívoco, a la anteposición del sustantivo signos: Aquel texto estaba plagado de signos de punto y coma.



Diccionario panhispánico de dudas ©2005
Real Academia Española © Todos los derechos reservados

jueves, 8 de noviembre de 2007

De nuevo contra el silencio

Me estás diciendo algo, claro, con cada uno de nuestros actos decimos siempre algo . Las palabras no lo son todo y, sin embargo, hacia qué vacío caminan los hechos cuando no han encontrado nada que pueda devolvérnoslos. Siquiera cartesianos.

Maravilloso Coetzze


Diario de un mal año


miércoles, 7 de noviembre de 2007

fiuuu, fiuuuuuu

Que sepas que si me he vuelto no es porque sea una creída sino, más bien, porque soy consciente de los amigos que me gasto. O a los que echo de menos.

Historia de abusos

Mamá estaba harta: yo te quitaba el chupete y tú te ponías a llorar. Se le ocurrió entonces atarlo a la cuna y allí estaba yo otra vez: pegada a la cuna, chupando de tu chupete y tú vuelta a berrear. Con tu dedo no me atrevería, así que decidió hacer reparto: tu te chuparías el dedo y yo no encontraría un chupete al que acudir cuando perdiera el mío. Porque yo perdía constantemente los chupetes, esa era mi cruz (y la de mamá, seguro). Que tú te chuparas el dedo hasta una edad inadmisible :-) era nuestro secreto, ¿te acuerdas? Y que eras pequeña, joder, que no podías venir con nosotras. Luego aprendiste a quedarte con los chicos de los que alguna vez te había hablado y hasta estuviste a punto de quitarme al que bien hubiera podido ser el amor de mi vida (sin avisarme, quizá porque yo tampoco te hable de él, precisamente...). Pero tú has estado siempre en los momentos importantes de mi vida. Y nada de lo tuyo me será nunca ajeno, puedes estar segura. Ni de lo de ella, aunque bien sabes que si me casé fue por ver si venía a la boda, no podría faltar. Y ni por esas.

¿Por qué escribimos blogs?

Porque esto es lo que hacíamos cuando no existían. Corría 1998... Otro día, con más luz.