domingo, 28 de febrero de 2010

Diferencias que no se sienten

Hoy nos levantamos tristes y especialmente doloridas (la espalda, que no la cuidamos). Quizá sólo estemos incubando una gripe, o un catarro (demasiado frío). Nos deprimen Javier Marias y Manuel Vicent. Nos deprime hoy hasta Elvira Lindo. Nos deprime David Trueba que, por casualidad, llega al desayuno de este domingo. Nos deprime todo y concluimos que, también la prensa seria, la de toda la vida, la que pasa filtros y no escribe borracha o desde su inconsciencia o sus tripas (o sí), necesita soltar la mierda que ve o siente. No sentimos hoy las diferencias.

A ver el vermú, nos acabamos de tomar una aspirina. Efervescente.

Nada, le mangamos este vídeo al Inu. Mucho mejor :-)

sábado, 27 de febrero de 2010

Lejos de los desastres naturales

Cuánto dolor se puede acumular en una vida hecha de días normales. Todo bien, lo invisible.

viernes, 26 de febrero de 2010

En otro tiempo, desde el mundo

Lo mismo que hubo un tiempo en el que los hijos heredaban los coches viejos de los padres o de los hermanos mayores, hubo otro en el que los padres heredaban los ordenadores viejos de sus hijos. Los hermanos mayores no solían heredar nada es estos casos: o tenían o no, o eran de aquello o no y, si acababan siendo, acabarían teniendo los suyos propios; y nuevos. Pues en éstas, mi padre heredó un Mac sin disco duro (un Macintosh Plus, si mal no recuerdo). ¿Alguien entiende lo que puede ser un ordenador sin disco duro? Bueno, pues el word estaba en un disco, un disco de los pequeños, en 800 Ks o a lo mejor era en menos, que ya no recuerdo. Arrancaba el equipo y luego metías el disco del word. Y te ponías a escribir. Y lo grababas en el mismo disco o en otro si eras un poco más organizado: en un disco la aplicación y en otro los documentos. No hubo forma de explicarle a mi padre que "el disco" podían ser otro y que una cosa era la aplicación y otra los documentos. Bueno, a mi padre y algún amigo que otro con muchos más estudios... Total que un día venía mi padre y decía "que se me ha llenado el disco" y había que prepararle otro con el word y con algo de espacio para volver a meter más documentos porque a él no le entraba que... bueno, que ya lo he contado. Mi padre, unos años más tarde, heredó un PC algo más avanzado, con su disco duro y todo y con impresora y un windows.... No hubo manera. Le volvimos a poner su Mac, con sus disquetes de word con documentos y su impresora apple... y así sigue el hombre. El día que se le rompa el mac o no encuentre ya cintas para el impresora (debo añadir que él solito se curro encontrarlas por algún sitio) no sé que va a ser de nosotros. Ni qué concepto se va a llevar de sus hijos.

jueves, 25 de febrero de 2010

Cuentos para dormir bien

Ayer leímos un cuento que nos gusto mucho: Un bicho raro, de Alice Munro. Estamos leyendo mas, pero este nos hizo especialmente felices.

(a ver si mañana tenemos todos los acentos)

lunes, 22 de febrero de 2010

Continuidad de la lectura

Un amor destructivo, me dices. Y me pregunto cómo puedes saber con 21 años qué es, y qué no, un amor destructivo. Lo has debido de leer en algún libro. ¿O acaso soy yo la que necesita volver a leer para recordar lo que ya supo?

(para beltza y la k-anónima, unas testigas en varias generaciones. Otro día, los hijos; o el exceso de responsabilidad de nacimiento, no sé, al aire que no hay otro)

domingo, 7 de febrero de 2010

El tiempo todo lo inunda

La verdad es que era más feliz cuando te quería. O, al menos, estaba más guapa. Más desesperada también, pero limpiaba menos. A mi me ha dado siempre por unir el amor al intelecto, ¿qué le vamos a hacer? A otros les da por beber, que diría mi madre. No me creo que tengas crisis existencial, tranquilo. Son las hormonas, ¿sabes? Las tuyas, que a lo mejor te llevan a dudar por primera vez en la vida; y las mías, que me llevan a que me importe bastante poco. Mañana seguiré con mi lista. A lo mejor estoy un poco descentrada al principio, será lunes, pero enseguida me pongo. Enseguida cojo el tranquillo y voy punto por punto. Me ha costado toda la vida aceptar el método. No lo veía, inventaba mil escusas para saltármelo, para que no pudiera materializarse, para no llegar nunca a verlo. No lo quería. No quería lo que ya sabía, supongo, en el fondo de mi ser no quería algo que era evidente, puro método. Cuando se es joven debería considerarse como una obligación tratar de vivir algo nuevo. Y supongo que algo de eso hay, así evoluciona el mundo. Con madurez lo único que se van cumpliendo son los puntos, punto a punto. Domingo. Lunes, martes o la imposibilidad. Dice que entonces tenía 18 años. Hace falta ser listo, o inteligente, o especialmente sensible, o capacitado. Diferente. Hay palabras que el tiempo iguala. El tiempo iguala tanto. El tiempo todo lo inunda.

Por si no sales de casa

El artículo de Elvira Lindo que te he comentado. Ojo a la frase que es buenísima.

El resto de la mañana, limpiando la cocina. Haciendo rayuelas con el baldosín, según tu tío Borja.